Debido a que la cultura de cualquier tipo no se vive en forma individual, sino grupal. Los valores son compartidos con los nuevos miembros de la compañía y puestos en práctica en los grupos a través de las normas y comportamientos (hábitos).
Este es el escenario que enfrentan hoy en día las Organizaciones, y que, de alguna manera, le dan un sello distintivo, dada la conducta de las personas que trabajan en ellas. Sin embargo, a veces esa característica o sello no es el deseado y escuchamos expresiones tales como “así se trabaja aquí”, “siempre lo hemos hecho así” o “¿para qué hay que cambiar esto o aquello si igual funciona?”, todo lo cual no hace más que dificultar el desarrollo y mejora continua que los estándares de Calidad e Inocuidad exigen hoy en día.
En la actualidad normativas tales como BRCGS versión 9 o FSSC 22000 versión 6, ya han incluido en sus requisitos el establecer, implementar y mantener objetivos relativos a una cultura de calidad e inocuidad, y que estos sean respaldados mediante un PLAN. Dicho plan debe tener un soporte y una razón de ser, que permitan realizar el debido seguimiento y medición respecto de las mejoras y la evolución en los cambios conductuales de las personas, lo cual es de gran interés para la Alta Gerencia.
Por esta razón, es que las Organizaciones deberían tomar en cuenta su razón de ser, es decir su Propósito (los Valores Corporativos, su Visión y Misión), las Personas, y herramientas tales como los Análisis de Peligros y enfoque de Riesgos. Cada uno de estos elementos puede perfectamente ser vinculado a los requisitos de las distintas normativas, por ejemplo:
Es recomendable que, mediante un levantamiento inicial, la Organización conozca su grado de madurez respecto al Plan que desea implementar y así defina las dimensiones a desarrollar. Para esto se podría recopilar información que aborde aspectos tales como: